El calabacín es pura generosidad con nuestra salud
Ya que hablamos de las propiedades extremadamente buenas que tiene nuestro producto, comenzaremos recordando que su nombre científico es Cucurbita Pepo, sobre todo porque en términos médicos así es más conocido. Tanto el fruto como tal como la propia planta a través de sus hojas, nos cuidan por dentro y por fuera, y a sus ricas cualidades alimenticias añaden las curativas.
Como inicio, cabe resaltar que posee propiedades vermífugas, son de aplicación para diversos remedios. En concreto, esas propiedades antes citadas potencian la eliminación de lombrices intestinales siempre y cuando lo que se consuma sea el interior del fruto, o sea, donde se encuentran las semillas del calabacín.
Además, es antipirético, así que tiene un gran servicio a la hora de reducir la temperatura corporal. En este caso lo que cabe consumir es la hoja de la planta, y más directamente una infusión elaborada a base de esa hoja. Su ingesta es muy positiva en problemas de cólicos y diarreas, ya que posee excelentes propiedades antiespasmódicas.
Pero incluso para el uso contrario, relacionado con el combate frente a problemas de estreñimiento o digestión lenta, está recomendado el consumo del fruto como tal, que de por si favorece la digestión debido sobre todo a su alto aporte de fibras. Está clara su enorme utilidad, pero además se añade que se puede usar de manera externa aplicando sobre la piel un molido del fruto.
Así, el calabacín sirve para suavizar la tez, limpiar las asperezas, borrar manchas y erradicar los granitos típicos de irritación cutánea. En ese sentido, igualmente es útil para tratar quemaduras, y regresando a las infusiones, no se puede dejar en el tintero que son diuréticas y perfectas ante infecciones urinarias o cistitis y contra la formación de cálculos renales.